Boicot a productos catalanes y vascos

     Hace unos años, apareció en internet una página web llamada “compraencatala.org”  con un lema de “compreu, no compreu”. Ese sitio web financiado en parte con dinero de la Generalitat de Cataluña, tenía como objetivo introducir en los consumidores catalanes unos hábitos de compra determinados. Querían al fin y al cabo que en Cataluña solo se consumieran productos de esa región y se dejasen de adquirir los del resto de España.

      Cuando esta iniciativa se conoció en todo el territorio nacional, el efecto que consiguieron fue el contrario. Se alzó una campaña de boicot de los consumidores españoles hacia los productos catalanes.

      Aunque desde algunos medios de comunicación se nos quiso hacer desistir de suscribir dicha campaña basándose en el escaso éxito que estaba teniendo y la inutilidad de sus consecuencias, yo personalmente pude comprobar que hizo mucho daño en algunos estamentos catalanes.

     Dentro de mis conocidos catalanes está un productor de cava de San Sadurni. Tiene una  bodega de producción mediana y que vende principalmente en todo el territorio español. Por suspuesto es nacionalista y siempre ha despotricado sobre lo mal que el “Estat Espanyol” y “Madrit” han tratado a “Catalunya”. Nunca lo he visto tan cabreado con los de la “Esquerra” como aquel año. En concreto contra Carod Rovira que había servido de altavoz a dicha campaña anti productos españoles. Esto significaba para mí que, aunque  la prensa y los políticos nos avisaran de lo infecundo de la iniciativa, realmente si había hecho mella en el portaviones nacionalista. Fue la primera vez que yo vi una brecha entre las huestes separatistas.

   Una de las cosas que más les escuece es la "pela". El motivo de este boicot que ahora proponemos, es que algunas de las empresas más representativas de Cataluña noten lo que les afectaría en sus cuentas de resultados si perdiesen el mercado español.

     Algunos pueden pensar que estas campañas no sirven para nada, ya que sería necesario que las siguiesen todos los ciudadanos españoles para que surtiesen efecto. Yo os puedo asegurar que no. Con que un 10% de los consumidores de estas marcas dejen de consumirlas el daño causado es lo suficientemente importante para que sus ejecutivos empiecen a incordiar a los poderes políticos autonómicos acusándoles de ser los causantes de sus pérdidas. Lo que más cuesta a las empresas es conseguir una cartera de clientes y convertirlos en fieles, esto es, que cojan el hábito de consumir sus productos de manera habitual.  Para ello gastan mucho dinero (pero mucho) en marketing y en publicidad. Cualquier circunstancia que les robe esos clientes les va a poner muy nerviosos y les va hacer recapacitar y presionar  a quien haga falta para evitar esa sangría de dinero.  EN ESE MOMENTO LA INDEPENDENCIA YA NO SERÁ TAN BONITA Y ROMÁNTICA

   Comenzar el boicot contra todos los productos catalanes o vascos de golpe no es tan efectivo como hacerlo solo contra algunos escogidos. Para el consumidor participante en el boicot es muy difícil recordar todas las marcas a no comprar y sus sustitutivas. Si tan solo tiene que acordarse de 3 o 4 lo hará más fácilmente. Y de momento con que demos este pequeño aviso a las empresas y políticos catalanes servirá. Si no rectifican, entonces sí que ya será necesario acordarse de los pesos pesados de su economía.

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